Los automovilistas ven a una mujer tendida en el suelo pero no es a ella a quien hay que salvar

Durante semanas este perro deambuló solo por las montañas de Evans Creek en los Estados Unidos. En cuanto alguien intentaba acercarse a él, escapaba asustado. Y lo llamaron “Bear” (Oso, en inglés) Pero en ese momento no tiene nada de oso; el pobre está flaco como un alfiler.



Amanda Guarascio y Dylan Parkinson escucharon hablar del pobre animal y decidieron ir a las montañas a tratar de salvarlo. Era como un oso, sentado al borde de la ruta. “Intentamos atraerlo con comida, pero después de varias horas no habíamos hecho grandes progresos”, cuenta Amanda. El perro, que claramente necesitaba ayuda, no quería acercarse a nadie.




Entonces, nuestros rescatistas deciden utilizar otro método. Amanda se extiende en el suelo y finge estar herida. Centímetro a centímetro se acerca a Bear de espaldas a él. Cada vez que comienza a gruñir, se detiene y se acurruca; y luego vuelve a comenzar. Pasan las horas mientras Dylan alerta a los automovilistas para proteger a Amanda que se encuentra en medio de la fría calle.


“Y por fin, en un determinado momento, me encontré a su lado”, dice Amanda. Allí, se acostó a su lado, transmitiéndole su calor a la mujer que tirita de frío. Al estar tan cerca, Amanda puede ver claramente las costillas del animal. Ganó su confianza. “En ese instante comprendió que ya no necesitaba escapar”, cuenta Amanda. “Lo llevé hasta el auto y lo abracé durante todo el camino hasta llegar al veterinario”.



Bear finalmente consiguió la ayuda y el amor que necesitaba, pero por sobre todas las cosas, ganó dos amigos que desafiaron al frío durante horas para salvarlo.


Lo que hicieron Amanda y Dylan es maravilloso. Su determinación triunfó por sobre el miedo y la desconfianza de un pobre perro abandonado. 
Si te gustó lo que hicieron estos dos voluntarios, comparte la historia de este rescate increíble.