Tim Young y Paul Hullings de Nueva Jersey son dos bomberos con una enorme vocación por su trabajo. Un día han de apagar un fuego durante 12 horas. Alrededor de las 6 de la mañana, completamente exhaustos tras su labor, se dirigen a una cafetería, donde piden la taza del café más fuerte que tengan.
Ese día su camarera era Liz Woodward, quien oyó la conversación de los dos bomberos acerca de su incansable batalla contra el fuego. Cuando Tim y Paul fueron finalmente a pagar, se quedaron muy sorprendidos cuando en lugar de la cuenta, recibieron la siguiente nota:
"Hoy a vuestro desayuno invito yo. Gracias por todo lo que hacéis: por ayudar a otros y por correr a aquellos sitios de los que los demás escapan. No importa el papel que tengáis: sois valientes y fuertes. Gracias por ser tan valerosos y ser tan „malotes“ todos los días. Movidos por el fuego y llenos de valor, ¡sois todo un ejemplo! ¡Ahora a descansar!"
Al leer esta nota, Tim y Paul no pueden evitar las lágrimas. Dan las gracias a la amable camarera por su bonito gesto. Tim relata el encuentro: "Qué gesto tan desinteresado y amable. Definitivamente recomiendo a todos mis amigos visitar esta cafetería para colaborar con el negocio. Y si vuestra camarera es Liz, dadle una buena propina".
¡Pero la historia no acaba ahí! Los bomberos se enteraron de que el padre de Liz, Steve, es cuadripléjico y lleva paralítico 5 años. Liz había creado una página de donaciones el pasado invierno para recaudar dinero para un vehículo especial con el que poder llevar a su padre a todos lados. Tim hizo un llamamiento en Facebook para recaudar fondos para la obra de Liz. "Resulta que la chica que nos invitó al desayuno es la que realmente necesita ayuda…"
Y entonces ocurrió lo increíble: en unos pocos días, Liz había recaudado más de 70,000$: ¡mucho más de los 17,000$ que necesitaba para el vehículo habilitado para sillas de ruedas! Liz y su familia no podían estar más agradecidos a los dos bomberos. "Todo lo que hice fue invitarlos al desayuno. Nunca esperé más que una sonrisa", relata la camarera. "Esto solo muestra que hay que ser amables con los demás y que un único gesto puede cambiar vidas".
Esta historia prueba que la amabilidad tiene su recompensa: ¡a veces incluso multiplicada por mil! Si este tierno gesto te ha parecido conmovedor, ¡comparte la historia de Liz, Tim y Paul con todos tus amigos!